REPARACIÓN COLECTIVA

CONTEXTO

Desde 2010, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha acompañado al gobierno colombiano y, en su representación, a la Unidad para las Víctimas (UARIV) en la implementación de medidas y acciones de reparación colectiva a comunidades campesinas, comunidades étnicas, grupos y organizaciones, quienes sufrieron daños colectivos, esto es, transformaciones a sus elementos característicos como sujeto colectivo, debido a vulneraciones graves y manifiestas a los Derechos Humanos y violaciones a los Derechos Colectivos en el contexto del conflicto armado. Estas medidas de reparación están contempladas en los Planes Integrales de Reparación Colectiva (PIRC). Como apoyo al Gobierno colombiano, en cabeza de la Unidad para las Víctimas, el PNUD ha apoyado la implementación de los Planes de Reparación Colectiva y la garantía de los derechos de satisfacción, rehabilitación, restitución y garantías de no repetición.

El PNUD empezó a identificar los desafíos que se presentaban en la implementación de las acciones contempladas en los PIRC donde varias comunidades indígenas, sujetos de reparación colectiva, incluyeron como acción de restitución el suministro de energía eléctrica en sus resguardos y comunidades, frente a los daños causados con ocasión del conflicto y de las afectaciones comunitarias. El PNUD y la UARIV, en el marco de un Convenio de Cooperación Internacional, acordaron implementar paneles solares como medidas de reparación colectiva teniendo en cuenta los estudios previos realizados por el Banco Mundial, donde las soluciones fotovoltaicas se adaptaban a los ecosistemas donde residen las comunidades afectadas. De esta manera, las medidas asociadas a energías verdes cumplían con el resarcimiento de los daños teniendo en cuenta las afectaciones, y paralelamente permitían el acceso a un servicio público básico como es la energía.

Para el desarrollo de esta intervención, la UARIV priorizó a 8 sujetos de reparación colectiva[1] y gracias al apoyo del Gobierno de Noruega, en el marco del Convenio 1185 del 2011, el PNUD implementó, bajo el liderazgo de la Unidad para las Victimas, paneles solares como medidas de reparación colectiva en siete (7) comunidades étnicas y una (1) comunidad campesina gravemente afectadas por el conflicto armado, en 10 territorios entre junio de 2020 y diciembre de 2022.

 

Las comunidades donde se instalaron los paneles tienen en común graves afectaciones en su patrimonio cultural, ancestral y en sus planes de vida. Asimismo, se trata de resguardos de muy difícil acceso que cuentan con altos niveles de pobreza multidimensional y carecen de la prestación de servicios públicos básicos. Llegar a los resguardos se convirtió en un reto adicional y el traslado de los equipos, transformadores, paneles y cableados requirió una planeación y concertación estrecha con las comunidades, donde autoridades indígenas intervinieron y pusieron a disposición todas sus capacidades.

Al tratarse de procesos donde el tejido social de las comunidades se ha visto debilitado en sus formas de vida, la intervención contempló estrategias sensibles que permitieran su acercamiento a las nuevas formas de energía renovable. En este sentido, la ruta para para la implementación de la estrategia de sostenibilidad de paneles solares de reparaciones colectivas se caracterizó por ser un proceso participativo con las comunidades beneficiarias: desde el inicio se llevaron a cabo diagnósticos participativos comunitarios a fin de obtener los criterios sociales y simultáneamente definiciones técnicas para iniciar los procesos de licitaciones para la adquisición e instalación de los paneles solares.

Del mismo modo, desde las primeras visitas al terreno se explicaron, en cada resguardo, los beneficios, ventajas e impactos de la instalación de los paneles junto con un trabajo de concertación de la mano de la Unidad para las Victimas y de los contratistas acerca de las obras civiles, llegada de los equipos e instalación de las soluciones fotovoltaicas. Bajo este proceso de fortalecimiento se diseñó una estrategia de sostenibilidad que garantizó una transferencia efectiva para el Uso y Disfrute de los sistemas fotovoltaicos a las comunidades afectadas que a su vez tuvo como objetivo establecer relaciones de corresponsabilidad para el acceso a energía en los 8 sujetos de reparación colectiva.

La estrategia contempló la socialización de la cartilla Energía solar para la Paz, documento que facilitó la apropiación social de los sujetos de reparación colectiva y explicó generalidades sobre uso de energías renovables y aspectos fundamentales para el uso y disfrute de los paneles por cada comunidad beneficiaria. La cartilla contiene un glosario en lengua Embera y es básicamente una propuesta gráfica que pretende generar identidad y reconocimiento entre las comunidades de los elementos que ahora hacen parte de su diario quehacer desde contenidos sencillos, sensibles y pertinentes para la correcta apropiación de las nuevas tecnologías. A nivel técnico se diseñó un documento que recoge la estrategia de sostenibilidad técnica, legal, administrativa, financiera y HSEQ (Quality, Health, Safety & Environment), para garantizar la implementación completa y adecuada de sistemas solares fotovoltaicos autónomos en los 8 sujetos de reparación colectiva en el marco del Convenio. Este documento está especialmente dirigido a la Unidad de Víctimas, autoridades de las entidades territoriales y actores en el territorio, junto con otros sectores interesados en este tipo de energías. El documento señala, entre otros aspectos, la evaluación preliminar de capacidades técnicas por cada territorio sobre generación y almacenamiento de energía de los sistemas solares para determinar los usos y aplicaciones para los sistemas solares fotovoltaicos y así proponer nuevos usos que complementen y den más valor a las comunidades.

[1] Sujetos de reparación colectiva: En el departamento del Chocó: 1. Resguardo Ciparadó (Resguardo Tanela), 2. Resguardo Citará (Resguardo Tanela), 3. Resguardo Cuti, 4. Resguardo de La Puria – Comunidad La Puria, 5. Resguardo de la Puria Consuelo Parte Baja, 6. Resguardo Chidima, 7. Resguardo Pescadito. En el departamento del Caquetá: 8. Resguardo La Gaitana, y 9. Resguardo Honduras. En el departamento del Valle del Cauca: 10. Comunidad de El Arenillo

LOGROS

1.

El PNUD, en alianza con la Embajada de Noruega, y por medio de la intervención con las comunidades propició la recuperación de confianza de los sujetos de reparación colectiva hacia las instituciones. Cuando inició el trabajo con la UARIV, era notorio el sentimiento de desconfianza de las víctimas frente a la capacidad de cumplimiento de las acciones a las que se había comprometido el estado colombiano, en el marco de los PIRC. Sin embargo, a través del apoyo de la Cooperación Internacional y la gestión de la Unidad para las Víctimas, fue posible cumplirle a las comunidades el compromiso de instalar energía eléctrica en sus territorios.

La forma en la que se concreta la recuperación de confianza por parte de las comunidades, en los procesos de implementación de los PIRC, tiene que ver con el avance que llevaban las acciones de reparación implementadas en los territorios. Varias de las acciones contempladas en los PIRC ya se habían gestionado por parte de la Unidad para las Víctimas, pero las acciones de reparación relacionadas con el suministro de energía no se habían logrado concretar a lo largo de 4 años, hasta que la UARIV y el PNUD establecen el convenio para posibilitar la implementación de los paneles y restaurar la confianza en el avance de los PIRC.

2.

La instalación y el funcionamiento de los paneles es sostenible en el tiempo. El proyecto logró avanzar en la apropiación de las comunidades sobre las nuevas infraestructuras de energía. Las personas que habitan estas comunidades asumieron el cuidado de las estructuras de suministro de energía; designaron un comité de verificación sobre el estado y el mantenimiento de los paneles y vincularon en la tarea a los líderes de las formas organizativas del territorio. En el caso del componente financiero de sostenibilidad también se presentaron avances representativos, pues las comunidades estaban en autonomía de elegir qué mecanismo financiero ponían en marcha para obtener recursos destinados al mantenimiento de los paneles solares. En Acandí, por ejemplo, las comunidades indígenas lograron gestionar algunos recursos económicos a través de proyectos agropecuarios y de seguridad alimentaria que desarrollan actualmente en su territorio.

3.

La instalación de los paneles aportó a la cohesión social y al fomento del trabajo colectivo en las comunidades indígenas. Para el caso de Unguía, en el Chocó, hubo 3 comunidades que concertaron la mejor forma de usar el panel solar para que todos tuvieran beneficios del servicio; generaron un reglamento de uso de los paneles, y resaltaron que la concertación había despertado la inquietud e importancia del valor de los asuntos colectivos. Estos ejercicios de concertación potenciaron la capacidad de agencia de las comunidades e impulsaron la transformación de las comunidades como sujetos políticos para la toma de decisiones. Además, los Comités de Sostenibilidad que se implementaron en las comunidades donde se instalaron los paneles se plantearon con enfoque de género, lo que en algunos de los sujetos de reparación colectiva se tradujo en lograr la paridad en la composición de estos comités.

4.

Luego de la instalación y puesta en marcha de los paneles, las comunidades étnicas habilitaron otro tipo de acciones y medidas de reparación que hasta ese momento no eran posibles, como el uso de máquinas de coser. Gracias a que las comunidades tenían suministro eléctrico, las mujeres indígenas empezaron a coser y a elaborar prendas y artesanías, que resultaron en una fuente alternativa de generación de ingresos y de seguridad económica.

5.

La instalación de los paneles también generó un cambio drástico en las dinámicas comunitarias de comunicación, alimentación, y educación. Fue posible reunirse, para conversar, alrededor de círculos de la palabra, en horas de la noche, y habilitar trabajos en horarios nocturnos que antes dependían de la luz del sol. Se habilitaron iniciativas de comercialización y conservación de alimentos y bebidas pues fue viable disponer de equipos de congelación y refrigeración. En el ámbito educativo, la entrada en funcionamiento de los paneles solares ha posibilitado que los niños y las niñas de la escuela, puedan acceder a dispositivos electrónicos como computadores y video beams.

BUENAS PRACTICAS

1.

La articulación permanente entre el PNUD y la UARIV para el acompañamiento a las comunidades y el diálogo asertivo y respetuoso entre las partes permitió que la instalación de los paneles solares se diera de manera coordinada y consensuada con los sujetos de reparación colectiva. Asuntos como: el medio de ingreso de los materiales a los resguardos; la concertación de los lugares de ubicación de los paneles; la designación de comités para el control del desarrollo del proyecto y el buen funcionamiento de los sistemas fotovoltaicos, deben tenerse en cuenta en futuras oportunidades que tenga la UARIV para implementar medidas de reparación colectiva en otras comunidades.

2.

El trabajo comunitario que se desarrolló con los sujetos de reparación colectiva, más allá de los espacios de consulta previa y de socialización del proyecto, tomó en cuenta las creencias, las formas de vida y la cosmovisión de los pueblos indígenas y comunidades campesinas para establecer puntos de partida. Todo el proceso de instalación se realizó de manera consensuada y participativa para que las personas que se vieron beneficiadas con el suministro de energía se sintieran reparadas en su tejido colectivo.

3.

La estrategia de sostenibilidad de esta iniciativa funcionó y es valioso considerarla en otros proyectos desarrollados por el PNUD. Para todos los sujetos de reparación colectiva que se beneficiaron con la instalación de paneles solares, el PNUD acompañó el diseño de una estrategia de sostenibilidad comunitaria, técnica y financiera, que se consideró el eje principal del proyecto. El objetivo principal de la estrategia era lograr hacer una transferencia del manejo de los paneles a las entidades locales en los territorios. Esto permitió llevar a cabo procesos de concertación con la institucionalidad en aras de generar acuerdos que permitieran la sostenibilidad de estas soluciones fotovoltaicas en el tiempo.

4.

El hecho de que esta estrategia haya sido planeada a la par, y desde el comienzo de la intervención operativa en las comunidades, permitió la vinculación de varios actores como alcaldías locales, gobernadores, organizaciones de la sociedad civil, empresas del sector privado, entre otros. Sin la participación de estos actores no habría sido viable generar corresponsabilidad y seguimiento, después de que el PNUD y la UARIV se retiraran de los territorios. Esta práctica reveló que el buen funcionamiento a largo plazo de las instalaciones de energía no solo dependía del liderazgo y gestión de las comunidades indígenas y campesinas, en sus jurisdicciones, sino que debía contar con el apoyo de otros actores conscientes de la apropiación de estos sistemas.

5.

El enfoque de género contemplado en la estrategia de sostenibilidad funcionó en 2 momentos y contó con los resultados esperados en cuanto a la participación de mujeres en los espacios de toma de decisiones respecto al uso de los paneles solares. El primer momento tuvo que ver con el análisis con enfoque de género de las necesidades de suministro de energía que tenían las mujeres para el desarrollo de sus actividades colectivas y sus proyectos productivos, con el fin de priorizar el acceso al suministro de energía para cubrir sus necesidades. El segundo momento se relacionó con la participación de las mujeres en los espacios de transferencia de la información sobre el funcionamiento de los paneles. El PNUD buscó que las mujeres fueran quienes custodiaran esta información, aprovechando el hecho de que en algunos resguardos las mujeres son parte de las autoridades tradicionales reconocidas en el territorio. El hecho de contar con lideresas como parte de los comités de mantenimiento de los paneles, aportó a la apropiación de las acciones de corresponsabilidad y sostenibilidad. Otro ejemplo de la participación de las mujeres se dio en Unguía, en donde un grupo de ellas habían recibido formación en el área audiovisual y fue posible documentar todas las fases de implementación de los paneles en su comunidad.

6.

Este proyecto fue un ejemplo importante en la implementación de proyectos e intervenciones centrados en las víctimas y en donde el enfoque ambiental fue un eje central en la puesta en marcha de las acciones de reparación colectiva. El documental “Unabu, la danza de la luz” es un punto de partida que permitió construir una agenda conjunta de medio ambiente y paz, al interior del PNUD. Además, con el desarrollo de este proyecto, hoy en día ya se puede contar con una ruta específica de intervención en los territorios para desarrollar este tipo de acciones reparadoras, lo que permite a actores como la UARIV desarrollar procesos más asertivos y actuar de manera más eficiente en el marco de los PIRC.

7.

Para la UARIV, el proceso de implementación de estas medidas de reparación fue un proceso que permitió fortalecer las rutas de acción para el acompañamiento integral de las comunidades y los protocolos de intervención y actuación, indispensables, antes, durante y después del desarrollo de las acciones detalladas en los PIRC. La UARIV comprendió que este tipo de apuestas necesitan de la participación de actores con influencia en los territorios que puedan apoyar las acciones de mantenimiento permanente de los paneles instalados para apalancar a futuro las acciones de reparación.

LECCIONES APRENDIDAS

Para que la estrategia de sostenibilidad sea efectiva en el tiempo, debe procurarse el fortalecimiento de las formas de gobernanza en los territorios para la toma de decisiones, de manera paralela a la intervención que se desarrolla durante la instalación de los paneles. Fue notorio el progreso e implementación de las estrategias de sostenibilidad en los territorios de los sujetos de reparación colectiva que contaban con autoridades tradicionales reconocidas por las comunidades y donde otros actores institucionales se sumaron a la gestión para el mantenimiento de los sistemas fotovoltaicos.  Sin embargo, para el caso del Resguardo Cuti, particularmente, se presentó una situación compleja porque este pueblo indígena no cuenta con una autoridad tradicional reconocida y existe un conflicto interétnico en el territorio. Esto genera malestar entre los diferentes grupos étnicos que se encuentran en la zona y hace que las comunidades no presten la debida atención, hacia el mantenimiento y gestión de los paneles que han sido instalados. El acceso a las entidades de seguimiento y control, hasta 2023, se encontraba restringido, así que es necesario planear estrategias que minimicen el riesgo de inhabilitación de los paneles, por aspectos de gobernanza principalmente, en lugares donde se presentan este tipo de conflictos entre los sujetos de reparación colectiva.

Además, en aras de promover la sostenibilidad de la infraestructura también es necesario fortalecer la apropiación de la población por los paneles para que los sujetos de reparación colectiva sean quienes exijan a las autoridades e instituciones competentes el acompañamiento para la sostenibilidad de estas soluciones. Son los propios sujetos de reparación colectiva los que deben contar con documentos de soporte de la información relacionada con los paneles e incluso del avance de sus propios PIRC para que en los casos en los que los funcionarios públicos cambien, las comunidades puedan actualizarlos sobre las gestiones que se están llevando a cabo.

Uno de los retos que se presentó durante la implementación de la estrategia de sostenibilidad en los territorios de los sujetos de reparación colectiva tuvo que ver con las barreras del lenguaje para transmitir la información de manera adecuada a las comunidades, sobre todo en los resguardos indígenas. Al ser una población cuyo nivel de lectoescritura en español es muy bajo, es necesario considerar todos los mecanismos de transferencia de conocimientos acordes a sus lenguas nativas, como fue el caso de la traducción de la guía “Energía Solar para la Paz” en lengua Embera.

DIFERENCIADORES

La Embajada Noruega decide apoyar esta intervención porque es un actor que entiende la necesidad que hay por mantener diálogos en el territorio, para no dejar solas a las víctimas y a las comunidades. A través del apoyo que presta a PNUD, para la implementación de la estrategia de sostenibilidad y el acompañamiento a las comunidades a lo largo del proceso de instalación de los paneles, este actor hace evidente su compromiso con las comunidades indígenas, y con los procesos que aportan a la recuperación y a satisfacer los derechos de las víctimas. En esta medida, la Embajada de Noruega es un actor habilitante de la instalación de las soluciones fotovoltaicas que contribuyen a mejorar la calidad de vida de los sujetos de reparación colectiva.

En la medida en que las comunidades alcanzan y transitan procesos que contribuyen a la mejora de su calidad de vida, y en donde se generan condiciones dignas y de mejora para su bienestar colectivo, disminuyen los niveles de conflictividad en el territorio. Esta es una lección importante, en temas de construcción de paz y de recuperación de confianza: En la medida en que las comunidades participan en la implementación de las acciones de reparación a cargo del Estado tienden a confiar en que sí es posible que sus requerimientos de reparación colectiva se atiendan. De esta manera es posible no solo avanzar en procesos de construcción de paz local, asociados al desarrollo, y comprender la idea de la satisfacción de un Estado que reconoce daños, con el que es posible trabajar, y que repara a las víctimas del conflicto.

Para el PNUD, es claro que el desplazamiento forzado de las comunidades se puede evitar si ellas tienen mejores condiciones de vida. Si en las zonas donde viven hay carreteras, si hay proyectos productivos, si hay acceso a energía, se previenen conflictos; se afianza la tarea de reconocimiento de la garantía de derechos para las comunidades, a la vez que se alivia el éxodo sostenido que tienen las comunidades indígenas con su población más joven, que por falta de oportunidades se ven en la necesidad de salir de sus territorios.

El acuerdo de paz tiene como centro a las víctimas y el ejercicio de reparación a las mismas, es un elemento innegociable y fundamental. Las condiciones de paz no solo pasan por la seguridad militar o el orden público, sino también por la seguridad humana en sus diferentes dimensiones[2]. En este aspecto, la instalación de paneles solares genera otro tipo de comportamientos y dinámicas en la comunidad y esto hace que también se transformen sus posibilidades desde el territorio y se generen cambios positivos en la seguridad en cuanto a las dimensiones económicas, alimentarias, comunitarias y políticas de los habitantes. Por ejemplo, en el tema de seguridad alimentaria, el hecho de que las personas puedan hacer actividades de pesca y luego almacenar sus alimentos cambia su calidad de vida, así como el hecho de que puedan hacer una llamada desde un dispositivo celular que cargan gracias a la energía suministrada por los paneles, para alertar sobre situaciones que atentan contra su seguridad.

 

[2] Dimensiones de la seguridad: económica, alimentaria, sanitaria, ambiental, personal, comunitaria, política. Tomado del Manual de Seguridad Humana, Naciones Unidas, 2016.

APUESTAS FUTURAS

De acuerdo con los Planes Integrales de Reparación Colectiva, aún hay un camino por recorrer en cuanto a la implementación de acciones de reparación. El apoyo del PNUD y la Embajada de Noruega serán fundamentales para continuar con este despliegue en los territorios de los sujetos de reparación. En el ámbito de los sujetos étnicos es necesario fortalecer y generar más espacios de encuentro, participación y liderazgo de mujeres indígenas. Es esencial continuar con la implementación de acciones afirmativas como eje del enfoque de género para entender y dar respuesta a las necesidades más sentidas por las mujeres indígenas entendidas desde sus propias lógicas de desarrollo colectivo.

En concordancia con el enfoque de género y las acciones que se proyectaron con las mujeres en el marco de la instalación de los paneles, es importante validar, con el apoyo a la UARIV, las acciones afirmativas que se construyen en los PIRC para las medidas de reparación y evaluar las posibilidades de incorporarlas en próximas acciones. En las comunidades indígenas y campesinas, las mujeres tienen necesidades y expectativas específicas a las que también se debe responder como parte de la reparación y fortalecimiento de su colectividad; aunque es claro que la Unidad para las Víctimas, durante la formulación de los PIRC, desarrolla mesas de trabajo específicas para las mujeres, lo que ocurre en la mayoría de estos espacios es que quienes tienen mayor uso de la palabra son los hombres de las comunidades indígenas.

De la misma forma en que este proyecto adoptó un enfoque ambiental, será necesario, a futuro, contribuir con iniciativas para la preservación de los ecosistemas indígenas, teniendo como centro el papel de las comunidades como cuidadoras y guardianas de sus territorios. Acciones como el apoyo para la construcción de huertas comunitarias de plantas medicinales y el apoyo para la reforestación y recuperación de bosques están contenidas en los PIRC de los sujetos de reparación.

El ámbito cultural de las comunidades no es menos importante para la reparación colectiva, y desde los PIRC también se proponen acciones relacionadas con la transmisión de saberes ancestrales, con la recuperación de las lenguas indígenas propias, y con iniciativas que aporten a la preservación de la cultura indígena. Desarrollar acciones en los territorios en donde se tenga presente la cosmovisión cultural de los pueblos indígenas es una apuesta valiosa que se puede reflejar en el fortalecimiento de las prácticas artísticas y culturales de las comunidades en términos de la danza, la música y los juegos tradicionales.

ASISTENCIA TÉCNICA A PROYECTOS PRODUCTIVOS DE MUJERES

Se brinda asistencia técnica a 44 proyectos liderados por un total de 222 mujeres firmantes de paz en actividades agropecuarias, industriales, de comercialización y de servicios.
 
La asistencia cubre las dimensiones técnica, comercial, financiera, administrativa y la aplicación de los enfoques diferenciales. Con esta labor se busca apoyar la autonomía económica de las mujeres, el desarrollo de sus capacidades emprendedoras y el goce pleno de sus derechos.
 
Ir al contenido