ESPACIOS DE CUIDADO

CONTEXTO

Los espacios de cuidado surgieron como respuesta a una necesidad recurrente de las comunidades de firmantes de paz, y en su mayoría de las mujeres, de atender las necesidades de cuidado de sus hijos e hijas en espacios idóneos. La implementación de proyectos productivos para la reincorporación socioeconómica de las personas concentradas en los Antiguos Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (AETCR) amplió los espacios de participación de las mujeres, pero supuso un desafío para ellas, pues tenían un alto nivel de cargas y responsabilidades de cuidado, de manera que su participación dependía de la posibilidad que tuvieran de liberar tiempo.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) puso en marcha la ruta de adecuación y construcción de espacios de cuidado, entre el 2019 y el 2023, en 10 AETCR, ubicados en 8 departamentos del país (Antioquia, Arauca, Caquetá, Cauca, La Guajira, Meta, Putumayo y Tolima), con el fin de acondicionar físicamente un área donde personas capacitadas atendieran a un promedio de 30 niños y niñas, entre 0 y 5 años, para que sus mamás o cuidadores tuvieran mayores posibilidades de participación en los espacios organizados alrededor de los proyectos productivos. Estos espacios han facilitado la participación de las mujeres en aproximadamente 15 proyectos productivos colectivos y de mujeres, siendo esta una estrategia que fomenta su autonomía económica.

La Embajada de Noruega tuvo un rol particular en el financiamiento de las obras de infraestructura de los espacios de cuidado, así como en la incorporación de los planes de sostenibilidad y funcionamiento, incluyendo la articulación intersectorial para la prestación de los servicios de atención a niños y niñas, entre otros procesos de liderazgo comunitario y de mujeres que se adelantan en ellos.

LOGROS

El solo hecho de hacer un espacio de cuidado, en donde se beneficie la comunidad, hace parte de la reconciliación”   

María Angélica Arias – Líder AETCR Amaury Rodríguez – Pondores, La Guajira

Los logros descritos en esta sección corresponden a las experiencias que se analizaron en 2 espacios de cuidado: AETCR Amaury Rodríguez, ubicado en Pondores (Guajira) y AETCR Georgina Ortiz, en el municipio de Vista Hermosa (Meta).

1.

Las experiencias en los dos AETCR, y a nivel general en todos los espacios de cuidado que entraron en funcionamiento, aportan a la reconciliación entre la población firmante de paz y las comunidades de acogida, por tratarse de un lugar físico en el que se encuentran ambas partes, a través de sus hijos e hijas. A partir de la evolución de las dinámicas de encuentro en estos espacios, el PNUD reconoció que se estaban dando pasos, de manera natural, hacia la reconciliación comunitaria. Estas dinámicas fortalecieron la confianza de los pobladores de los AETCR en los procesos de cuidado e hicieron posible el avance hacia la reconciliación gracias a que los adultos tomaron la decisión de no coartar el relacionamiento entre los niños y niñas que venían de contextos diferentes. Las dinámicas de relacionamiento entre los niños y niñas se lograron sin inconvenientes porque ellos no tenían ningún estigma ni contaban con ideas preconcebidas sobre la realidad familiar de unos y otros, así que fueron ellos mismos los que les mostraron a sus familias que sí era posible generar la integración entre ambas partes de manera genuina.

2.

La adecuación de los espacios de cuidado es un claro ejemplo del despliegue de acciones afirmativas para impulsar el enfoque de género en los AETCR, pues son una solución para que las mujeres reafirmen su autonomía y su independencia, en la participación y en la toma de decisiones, en los ámbitos social, organizacional, comunitario y productivo. Ese fue el caso del espacio de cuidado de Vista Hermosa que funcionó como un lugar de encuentro para la población; madres firmantes de paz y madres de la comunidad de acogida se acercaron al espacio a confiar el cuidado de sus hijos a personas de la comunidad que habían seguido un proceso de fortalecimiento por parte del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y eran contratadas por esta entidad para cuidar a los niños y a las niñas. Asimismo, en términos comunitarios, el espacio de cuidado del AETCR de Pondores activó la capacidad de gestión autónoma de la población para conseguir recursos financieros que permitieron ampliar la estructura física inicial que fue entregada a la comunidad para atender a los niños entre 0 y 5 años.

3.

Para el caso del espacio de Vista Hermosa, la contratación de personas pertenecientes a la comunidad como cuidadoras en los espacios fue posible gracias al trabajo articulado que se efectúo entre los residentes del AETCR, el PNUD y el ICBF, a través de varias mesas de trabajo desarrolladas en el territorio. El PNUD estableció el primer acercamiento con el ICBF desde el momento inicial de la planeación comunitaria para la adecuación del espacio de Vista Hermosa. Por su parte, el Instituto fue el encargado de aprobar la infraestructura adecuada para todos los espacios de cuidado que se implementaron, y de impulsar la participación de la comunidad en la definición del modelo de acompañamiento pedagógico de cuidado para la primera infancia.

4.

El colectivo de firmantes del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) Georgina Ortiz propuso, como nueva apuesta pedagógica, una modalidad propia e intercultural contenida actualmente en la Cartilla Lugares para Soñar, Lugares para la Paz (LUPAZ). En síntesis, esta modalidad se propuso con el fin de ajustar los modelos de atención de la población infantil de acuerdo con las dinámicas territoriales; al mismo tiempo que se potencia el talento humano intercultural a través de la generación de empleo para las personas de la comunidad que prestan el servicio pedagógico y de cuidado en los espacios. La modalidad se implementó en el espacio de cuidado de Vista Hermosa y hoy hace parte de las bases de la política pública del ICBF. Este proceso concertado de establecimiento de la nueva modalidad representó una curva importante de aprendizaje para esta entidad que ahora cuenta con una metodología aplicable a otros contextos interculturales. 

5.

Para que fuera posible el posicionamiento de esta modalidad intercultural se desarrolló un censo para conocer quiénes podrían ser los niños y niñas potencialmente beneficiados con el establecimiento de los espacios de cuidado, y cuál era el contexto en el que se buscaba potenciar su desarrollo integral y de cuidado. Con base en este contexto se concibe la propuesta pedagógica (LUPAZ) para garantizar una educación inicial en entornos familiares, rurales y comunitarios en el marco del proceso de reincorporación. Seguido de la etapa del censo vino una etapa de concertación entre la población firmante de paz y el ICBF a través de la construcción comunitaria de planes de cuidado, acompañados por PNUD, para implementar luego la fase de construcción y adecuación de los espacios de acuerdo con las necesidades y el enfoque cultural de las comunidades. Aunque el funcionamiento de la iniciativa fue interrumpido por el desplazamiento forzado de la población que habitaba el AETCR Georgina Ortiz, en el año en el que estuvo activo, las mujeres lograron tener más disponibilidad de tiempo para participar en los proyectos y en otras actividades individuales y comunitarias diferentes al cuidado de sus hijos e hijas. Esta oportunidad era algo que no habían tenido hace 5 o 6 años. Respecto a los niños y las niñas, se empezó a notar que su comportamiento era más independiente y sociable, por su recurrencia en los espacios. Aprendieron a compartir, a convivir y a respetar a los demás. Todos estos comportamientos, inadvertidamente, fueron irradiados al resto de la comunidad.

6.

Más allá del espacio físico de cuidado, las mujeres que se vieron beneficiadas por los espacios de cuidado advirtieron que debían planear acciones mínimas de cuidado durante los eventos que se desarrollaran en lugares diferentes al AETCR, donde no podrían asistir si no contaban con un espacio seguro ni confiable para sus hijos. La posibilidad de contar con estos lugares e infraestructuras incentivó la reflexión acerca de que el cuidado de los niños y niñas debe ser comunitario y debe considerar todas las dimensiones de cuidado (autocuidado, cuidado colectivo, cuidado a cuidadoras/es, entre otros) como un asunto que no les compete a las mujeres de manera exclusiva; además de que permitió realizar ejercicios de redistribución de labores de cuidado infantil al interior de las comunidades en donde entró en funcionamiento el espacio de cuidado.

BUENAS PRACTICAS

1.

El PNUD garantizó un proceso participativo y comunitario desde el diseño, implementación y seguimiento de la adecuación de los espacios de cuidado. Las personas firmantes de paz establecidas en los AETCR propusieron los planes comunitarios de cuidado y realizaron un seguimiento a la habilitación de estos espacios, además de diseñar las estructuras que quedaron instaladas en el territorio. Los Comités de Veeduría que se instalaron en los AETCR para la labor de seguimiento fueron esenciales para promover el trabajo local a través de la definición de lineamientos para la contratación de mano de obra no cualificada, para lograr la articulación institucional y el diseño de infraestructuras acordes a las expectativas y necesidades comunitarias. Este proceso participativo permitió que las personas en los AETCR se apropiaran de la construcción del espacio y de su administración comunitaria.

2.

En cuanto a la ruta de adecuación y construcción de los espacios de cuidado fue posible la articulación eficaz de actores del territorio para asegurar que el espacio contara con el aval de las alcaldías municipales y del ICBF, principalmente. La articulación con este último actor se llevó a cabo a través de varias mesas de trabajo conjunto en los territorios, y esto permitió que, para futuros proyectos, pueda ser posible contar con el apoyo del Instituto en acciones complementarias al cuidado de los niños y niñas entre 0 y 5 años, y en la ejecución de los planes de sostenibilidad.

LECCIONES APRENDIDAS

Una de las características de los espacios de cuidado es que una vez son entregados a las comunidades, bajo aprobación del ICBF, la responsabilidad de su gestión recae totalmente sobre las comunidades y sobre el Instituto. Las comunidades, en su contexto, empiezan a autogestionar los espacios de cuidado de acuerdo con los recursos humanos, financieros y de mantenimiento de la estructura con los que cuenten, sin embargo, esta autogestión ha traído varios retos para la sostenibilidad de los espacios. Uno de esos retos es tomar la decisión de qué hacer con los espacios de cuidado ya en funcionamiento, cuando los niños y niñas que buscan ser atendidos son más de los que por capacidad instalada se pueden aceptar en los espacios construidos. El censo y la identificación de potenciales beneficiarios fue tenido en cuenta para la construcción de los espacios, pero en algunos casos, luego de construidos, las poblaciones pueden variar, pueden aumentar los nacimientos de nuevos niños y niñas, pueden presentarse migraciones de nuevas personas a los AETCR o, por el contrario, puede que haya desplazamientos forzados de la población y el lugar quede desatendido. El reto también está en la identificación de esa tasa de crecimiento de los espacios para lograr una atención más adecuada y proporcional. 

En el caso de Vista Hermosa, el espacio de cuidado estuvo en funcionamiento aproximadamente durante un año, antes de que la población se trasladara a otras zonas por desplazamiento forzado, y durante el tiempo que fue funcional, los primeros meses se realizaron las tareas de cuidado en el espacio construido para tal fin, porque la capacidad era la adecuada, pero cuando aumentó en los meses siguientes, las actividades de cuidado se trasladaron a la biblioteca del AETCR, que tenía una capacidad mayor en comparación con el espacios de cuidado entregado, que pasó a funcionar solamente como espacio de juegos y como restaurante.

Por su parte, el espacio de cuidado construido en Pondores, aunque sí cumplió con la capacidad deseada de atención, e incluso la comunidad gestionó más recursos para la ampliación del espacio que había entregado el PNUD, fue desatendido en un momento porque el espacio tuvo que ser construido a varios minutos de distancia del AETCR y a este lugar no están acudiendo los niños y niñas del AETCR ni de la comunidad, porque no cuentan con personas contratadas por el ICBF que desarrollen las labores de cuidado en los espacios y porque las mujeres no tienen la capacidad económica de transportarse hasta el espacio. Esto también plantea otro reto y es que la gestión de personal idóneo para los espacios de cuidado le corresponde al ICBF, y en algunos territorios como en el AETCR Amaury Rodríguez, esta entidad no cuenta con los recursos suficientes para gestionar el recurso humano que atienda el espacio. Además, si el espacio no cuenta con facilidad de acceso para la población beneficiaria es improbable que la comunidad se apropie de la infraestructura y que desarrolle acciones de gestión de recursos a futuro.

En relación con los planes de sostenibilidad que se proyectan desde el inicio de la fase de construcción de los espacios de cuidado, se buscó que el ICBF, las alcaldías, las secretarías de salud, y los actores que en su misionalidad apoyen estrategias de cuidado en los territorios, se consolidaran como actores estratégicos para sumar a la sostenibilidad financiera y pedagógica de los espacios de cuidado, una vez construidos y adecuados los espacios. Además de generar estas alianzas con la institucionalidad en el territorio, las comunidades de los AETCR también se comprometían a gestionar lo que hiciera falta dentro de la estrategia de cuidado y a actualizar periódicamente las necesidades y por lo tanto las acciones a adelantar y priorizar en materia de cuidado. En cualquier caso, este plan de sostenibilidad no surtió el efecto esperado en todos los casos, como se refiere en el espacio de Pondores, pues la infraestructura de este AETCR quedó desatendida, y esto constituye un reto adicional en materia del seguimiento que se debe hacer a la actualización y a los recursos destinados a los planes comunitarios de cuidado, luego de su puesta en marcha inicial.

Por otra parte, las estrategias de cuidado deben estar articuladas con las estrategias de fortalecimiento y sostenibilidad económica planeadas para las mujeres. En el caso de la comunidad de Pondores, el espacio está siendo usado de manera esporádica para llevar a cabo reuniones cooperativas o comunitarias, pues no se ha logrado la vinculación permanente y formal de personas encargadas de recibir a los niños en el espacio de cuidado; además, al estar ubicado lejos del AETCR, no es rentable para las mujeres llevar a sus hijos hasta el espacio por no estar generando suficientes ingresos económicos. En términos institucionales, en el municipio de Pondores y en gran parte del departamento de La Guajira, se presentan problemas de voluntad política y de asignación de recursos para la contratación de personas para el cuidado de los niños por parte del ICBF, y tampoco se encuentran en funcionamiento las Unidades Comunitarias de Atención (UCA) del territorio, por lo que no ha sido posible contar con personas que trabajen bajo la modalidad de contratación en el espacio de cuidado del AETCR Amaury Rodríguez, sobre todo si al espacio no asisten niños y niñas de manera frecuente.

La experiencia del espacio de cuidado en Vista Hermosa evidenció que hay factores externos que dificultan el éxito de estas estrategias de cuidado y su sostenibilidad, como son: la presencia de grupos armados ilegales, los problemas de financiación, la migración de las familias a otros lugares de residencia y la inseguridad jurídica en la propiedad de la tierra. Teniendo en cuenta esta realidad, la sostenibilidad de los espacios de cuidado implica considerar qué alternativas y acompañamientos se pueden dar en aquellas situaciones en que el orden público obliga a la gente a salir de los territorios.

Dentro del análisis de riesgos, pensado principalmente para avalar la viabilidad técnica de los espacios y hacer un mapeo de actores que pudieran representar riesgos para la vida de las comunidades, es esencial tener presente el componente de acceso a la tierra, pues las dinámicas de apropiación y la perspectiva de sostenibilidad cambian cuando los espacios de cuidado se construyen en terrenos propios de los colectivos. Esta característica no evita el desplazamiento forzado de las comunidades, como ocurrió con la población que residía en Vista Hermosa, pero sí brinda otras garantías de pertenencia y lucha por la sostenibilidad de los espacios de cuidado, a través de la gestión continua de acciones que traigan recursos financieros y la constitución de comités delegados del mantenimiento de estas estructuras. De la mano de esta apropiación, las personas que lideraron la implementación de los espacios desde los AETCR aprendieron, en la práctica, cómo se ejecuta un proyecto, cuáles son los requerimientos para su implementación, y entendieron que la gestión de recursos y alianzas no es una tarea fácil.

Respecto a la estrategia de sostenibilidad de los espacios de cuidado es fundamental plantear escenarios de trabajo conjunto para definir un plan de acción armonizado entre las agencias de Naciones Unidas, las agencias de Gobierno y las agencias que representan a los firmantes de paz, a nivel nacional, antes de llegar a los territorios. En el ámbito institucional es importante que las instituciones que tienen misionalidad en temas de cuidado puedan acompañar de manera más activa estos espacios, para que las situaciones que van surgiendo puedan gestionarse de manera conjunta y más eficaz entre las comunidades y las instituciones.

La construcción de los planes comunitarios de cuidado permite identificar las necesidades que tienen las comunidades de los AETCR, que van más allá del establecimiento de infraestructuras y se encuentran relacionadas con el cuidado integral colectivo y comunitario. Estas acciones tienen que ver con la implementación de estrategias para el autocuidado, el cuidado colectivo y el cuidado a los y las cuidadoras, pues, así como la población de 0 a 5 años es atendida en los espacios de cuidado, las comunidades comprenden que todos los integrantes necesitan de cuidado y atención en alguna medida. Además, el hecho de contar con espacios para la atención de la primera infancia hace también necesario contar con espacios que continúen con el cuidado de estos niños cuando pasen los 5 años de vida, y de atender a la población joven de los AETCR. El establecimiento de los espacios de cuidado ha motivado la actualización de los planes comunitarios hacia una atención más integral de toda la población.

DIFERENCIADORES

La Embajada de Noruega hizo parte fundamental en la implementación de la estrategia de transversalización del enfoque de género del PNUD ante el reto generado por la falta de financiación para la construcción de los 10 espacios de cuidado que se llevaron a cabo. De otra forma quizá no se habría podido desplegar la estrategia de la forma en la que se hizo.

La estrategia de transversalización del enfoque de género se compone de 3 líneas: (1) Autonomía económica de las mujeres; (2) Economía del cuidado; y (3) Reconciliación comunitaria. Esta última línea se desarrolló como consecuencia de las dinámicas de reconciliación que se presentaron en los espacios de cuidado, entre personas firmantes de paz y comunidades de acogida. A través de diálogos en estos espacios de encuentro se logró fortalecer la confianza de los actores en el territorio y los espacios de cuidado ampliaron la participación de población diferente a la firmante, para que pudiera ser beneficiaria de la oferta social para la paz.

Gracias al desarrollo de la línea de reconciliación comunitaria que se crea en los espacios de cuidado, el PNUD ha puesto en marcha sus aprendizajes en otros contextos. Cuando es necesario implementar prácticas que promuevan la reconciliación se analiza cuáles son los intereses en común de las poblaciones, cuáles son las proyecciones a futuro que comparten y qué buscan construir entre quienes participan. Con este ejercicio de diagnóstico es posible trabajar en la construcción de planes de acción conjuntos para ejecutar estrategias que favorezcan la reconciliación en otros proyectos.

RELACIONAMIENTO ENTRE INICIATIVAS

En el marco del acompañamiento a los proyectos productivos colectivos que realiza el PNUD a través de las distintas fases de su Proyecto Entornos, para el fortalecimiento de capacidades productivas de las comunidades en los AETCR, surge la oportunidad de impulsar iniciativas para incentivar la autonomía económica de las mujeres. En el AETCR de Vista Hermosa, la Cooperativa COOPAGROMETA contó con proyectos productivos en las líneas de turismo, ganadería y cultivos de caña y sacha inchi. De acuerdo con los análisis de sostenibilidad de esta Cooperativa, las mujeres que usaron el espacio de cuidado pudieron ser parte de estos proyectos productivos y, adicionalmente, desarrollaron iniciativas productivas dirigidas hacia el establecimiento de una tienda comunitaria y el desarrollo de una línea de confecciones.

Para el caso del AETCR de Pondores, el espacio de cuidado se ubicó cerca de las instalaciones del proyecto Dama Verde, precisamente para que las mujeres pudieran dejar allí a sus hijos mientras trabajaban en el proyecto productivo de cultivo de plantas aromáticas que se había planteado también con el acompañamiento de PNUD, pero que finalmente no tuvo la sostenibilidad económica esperada para las mujeres.  

APUESTAS FUTURAS

Como está contemplado en los planes comunitarios de cuidado que se construyeron inicialmente por parte de los pobladores del AETCR es fundamental que las acciones de cuidado abarquen acciones que contemplen la multidimensionalidad del cuidado. Sumado a las acciones que ya se han implementado para la gestión del cuidado de los niños y niñas entre los 0 y 5 años, es importante que la estrategia de transversalización del enfoque de género siga ampliándose hacia la ejecución de acciones encaminadas al cuidado colectivo y comunitario, al autocuidado, al cuidado a las cuidadoras y a la atención a niños y niñas mayores de 5 años y a personas adolescentes. Esto permite fortalecer la estrategia de cuidado involucrando a toda la comunidad y ampliando los escenarios de cuidado.

El fortalecimiento de la ruta de sostenibilidad es esencial para asegurar que las dinámicas de cuidado, atención a la primera infancia y reconciliación en el territorio no quedan desatendidas luego de la puesta en marcha de los espacios de cuidado y la salida del PNUD. En cuanto a la habilitación y construcción de nuevos espacios, también hay oportunidades para migrar hacia un enfoque más ambiental y evaluar las posibilidades de instalación de fuentes renovables de energía y el uso de materiales más amigables con el medio ambiente para la construcción y adecuación de este tipo de espacios.

ASISTENCIA TÉCNICA A PROYECTOS PRODUCTIVOS DE MUJERES

Se brinda asistencia técnica a 44 proyectos liderados por un total de 222 mujeres firmantes de paz en actividades agropecuarias, industriales, de comercialización y de servicios.
 
La asistencia cubre las dimensiones técnica, comercial, financiera, administrativa y la aplicación de los enfoques diferenciales. Con esta labor se busca apoyar la autonomía económica de las mujeres, el desarrollo de sus capacidades emprendedoras y el goce pleno de sus derechos.
 
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