Elvia Arroyave tenía 28 años. Cuidaba de ella misma. De su hijo Deivis, de tres años. De su casa. De su comunidad. Estudiaba para terminar el bachillerato en un centro educativo de Vista Hermosa, Meta. Llevaba a su hijo a terapias semanales, donde trataban la parálisis con la que había nacido. Lideraba la confección de la sastrería Hilos de Paz, donde trabajaban ella y otras 12 mujeres firmantes del Acuerdo de Paz. Y soñaba, igual que muchas otras madres y cuidadoras, con espacios que le ayudaran con la crianza de su hijo. Con tiempo para enfocarse en sus proyectos personales. Con su independencia.
Por eso, estuvo trabajando con otras mujeres de su comunidad en la planeación de sistemas integrales de cuidado que favorecieran la crianza de los niños y niñas, mientras le apostaban a la plena y efectiva participación de las mujeres en las actividades políticas y económicas del poblado. Y fue por eso que, junto con ellas, ayudó a promover la construcción y puesta en marcha del primer Espacio de Cuidado de Vista Hermosa: el centro que permitiría garantizar los derechos de las infancias, las maternidades, las familias y, por ende, de la comunidad entera.
Contiguo al municipio de Vista Hermosa, en la periferia de la Serranía de la Macarena, se encontraba el antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (AETCR) Georgina Ortiz, donde, en 2016, más de 300 firmantes de paz hicieron entrega de sus armas, aseguraron su acogida al Acuerdo de Paz y empezaron su proceso de reincorporación. Para 2019, entre sus calles temporales vivían alrededor de 25 niños y niñas, y habían nacido más de 50 bebés. La comunidad entera se preguntaba por sus futuros.
Durante esos mismos años, en el AETCR habían decidido promover cuatro iniciativas productivas ―de turismo de naturaleza, cultivo de sacha inchi y caña de azúcar, y ganadería― para impulsar la soberanía económica de su población. Diseñando el anteproyecto que garantizara su viabilidad, un Espacio de Cuidado ―un espacio seguro donde se pudieran quedar los niños y niñas, especialmente aquellos de cero a cinco años, mientras sus madres trabajaban― surgió como una prioridad.